Ser poeta es algo similar a ser un practicante de artes marciales. Ambos deben entrenar durante años un simple movimiento para convertirlo en algo mortal. El artista marcial trabaja un golpe, el poeta trabaja el lenguaje. Cruz y Ficción es un poemario donde se demuestra la todavía existente preocupación por lograr un poema que alcance lo justo y necesario.
Siguiendo una temática fija e inamovible, el Plaquette de Arturo Loera avanza libremente en lo que el lector puede sentir como un viaje lleno de imágenes que reivindican al canto, la oración y la salmodia como verdaderas y útiles herramientas en el lenguaje poético. Además, la labor del lector es crucial para el poemario ya que los trabajos ahí presentes trabajan acorde a una seriedad que sólo puede venir de un autor comprometido con su obra.
Cruz y Ficción da fe de los poetas jóvenes, de su intensa búsqueda por un lenguaje poético digno y de calidad que no pelee con un contenido lleno bueno, lleno de explosiones estéticas que ya dan vestigios de una identidad literaria propia del jóven mexicano.
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